Ese sentimiento otra vez,
el que viene con el nuevo ciclo de la vida
universitaria
luego de cada verano y cada invierno
llega aunque no quieras
y te saca de tus cabales
y tú enchufas los cables
a eso de las siete y las cuarenta y las cinco
y también todas juntas
muy temprano demasiado temprano
pero si no llego me cago
El frío revienta lentamente
dejando que nos acostumbremos
y que dejemos que el verano
salga de nuestra iglesia vacacional
en la que todos devotos
le decimos al unísono
“puedes ir en paz”
y cerramos sus puertas.
El frío se cola entre las sábanas
y los libros entre las ideas.
Fotocopiamos nuestro cansancio
Pagamos por el café
aunque nos duela
y tratamos de evitar dormir en clase
aunque nos duela
aunque solo estemos tratando.
Caemos como moscas
en los huecos del horario
y, sin malas intenciones,
cavamos varios nuevos.
Nos alimentamos
de lo más básico y económico,
caminamos de arriba abajo
por un camino de tontos,
en el que todos somos iguales
y todos amigos.
Un árbol crece en el medio
en la redondez del mundo
y a la vez, alrededor crece
el conocimiento y las personas
esas pocas veces, en ronda jugando
pero siempre, a ser niños todavía
Se lee y se habla,
se escucha y duerme.
Todos fuimos alguna vez
un mensajero anónimo
pero animado
que deja una frase escrita
para todos los demás anónimos lectores
en una carpeta que no cumplió su propósito
a la que se le da uno nuevo
a veces de cama
a veces de diario, lienzo o carta despechada
sin otro remedio la pobre
suple, más que nada,
el papel de la almohada
Se termina el día
y con el sol ya por los talones
buscamos un alma caritativa
a la cual podemos esperar una hora
si fuera necesario
para que con la suerte del motor
nos jale de los pelos
y con la suerte de las ruedas
nos haga llegar a nuestros respectivos
Otros se quedan a la deriva
y, solos,
retribuyen con un pago sencillo
a la combinación de vehículo y bestia
que, aunque siempre atroz
te hará llegar a tu destino.
Y a la siguiente mañana
la misma jarana.
El salvajismo de las fugas mentales, las ideas alborotadas, esas que son indomables y que escapan por los dedos, que a través de las huellas digitales son transferidas por osmosis al teclado y del teclado recorren circuitos en estampida. Luego vuelan por la ciudad en manada, la vuelven natural y la regresan a su salvajismo más humano.
lunes, 11 de mayo de 2009
domingo, 3 de mayo de 2009
Se va
se va
y ¿quién me la quita?
un desconocido
un desconocido simpaticón
se había ido hace tiempo pero ahora me la quita
se fue hace tiempo
pero ahora se va más lejos
sin moverse de su lugar
y yo tampoco
aun así me acerque
se sigue yendo
vestida de blanco
se me va
y ahora quién me enseña la música
quién me enseña las cosas
se va pero no marca más que los pasos
que yo
así como los anteriores he de seguir
y ¿quién me la quita?
un desconocido
un desconocido simpaticón
se había ido hace tiempo pero ahora me la quita
se fue hace tiempo
pero ahora se va más lejos
sin moverse de su lugar
y yo tampoco
aun así me acerque
se sigue yendo
vestida de blanco
se me va
y ahora quién me enseña la música
quién me enseña las cosas
se va pero no marca más que los pasos
que yo
así como los anteriores he de seguir
Suscribirse a:
Entradas (Atom)