Quién soy,
una pregunta en el largo rastro que voy dejando en el camino
o, sea tal vez la única que no me cede el paso.
Jamás la vi tan elegante, vestida de pieles y botas blancas y brillantes
jamás se le vio tan distintiva e imponente,
me esperaba sola en el camino hacia la muerte.
Esperaba paciente que llegara y le pisara los talones
y que a su mirada fría y soberbia
le pregunte: ¿Quién soy?
el eco terminal de mi débil voz alcanzaría en su lejana mueca
unos labios violeta estirados, arrugas que descansan bajo cejas altivas
qué mueca que estremece las vías del aire, de la corriente interna,
qué mueca pavorosa cubierta por la sombra de un sombrero verde anciano y polvoriento
me mira, me come con su dentadura inmensa de pestañas negras y fermentadas
me come la consciencia,
desaparezco como un inadvertido suspiro.
Su presencia borra todo rastro de lo que pude haber caminado,
de lo que pude haber respondido.
El salvajismo de las fugas mentales, las ideas alborotadas, esas que son indomables y que escapan por los dedos, que a través de las huellas digitales son transferidas por osmosis al teclado y del teclado recorren circuitos en estampida. Luego vuelan por la ciudad en manada, la vuelven natural y la regresan a su salvajismo más humano.
viernes, 2 de septiembre de 2011
lunes, 30 de mayo de 2011
Dos horas de la noche en las que nadie sabe qué pasó
Durmiente profundo,
te extraño, regresa a la vida, mírame y distíngueme
como amante tuya que soy.
La culpa que es de nadie la siento,
tan mía como el dolor de verte desvanecido,
quiero alcanzarte, en un intento inútil, donde estés.
Abres los ojos desvariados y en un vistazo fugaz siento que me ves
y que en tu mente sonríes
pero se cierran las puertas de la posibilidad
y recaes en el sueño que te mantiene lejos de mí.
te extraño, regresa a la vida, mírame y distíngueme
como amante tuya que soy.
La culpa que es de nadie la siento,
tan mía como el dolor de verte desvanecido,
quiero alcanzarte, en un intento inútil, donde estés.
Abres los ojos desvariados y en un vistazo fugaz siento que me ves
y que en tu mente sonríes
pero se cierran las puertas de la posibilidad
y recaes en el sueño que te mantiene lejos de mí.
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