lunes, 20 de abril de 2009

El blog fantasma

Me hice el blog y no se lo dije a nadie, todavía no lo hago. Un día entré y noté que había tenido 21 visitas y me emocioné. Aunque solo había puesto dos o tres poemitas, pensé en esas 21 personas desconocidas que habían leído mis poemas. Cómo eran, de qué países, en qué contexto se cruzaron con mi todavía ignoto blog. Ninguna dejó un comentario, así que pensé que lo más probable era que no habían causado gran impacto, ni para bien ni para mal. Luego se me ocurrió que tal vez cada una de estas personas pudo haber estado en una situación complicada que no les permitió comentar, su perro se meó en la alfombra, llegó el esposo maníaco controlador que no le gustan esas cosas tecnológicas nuevas, se acabó el tiempo en la cabina de Internet, etc. Las posibilidades eran infinitas y extraordinarias, y en mi cabeza, iban desde dramas hollywoodenses, hasta profecías que se cumplían justo antes de que el lector haya podido presionar “enter”… bueno, la verdad es que todo lo que me imaginé salía de esas películas porque nada tan emocionante sucede en la vida real, así que caí de nuevo en la conclusión de que eran mis poemas los que no tuvieron efectos trascendentales. Luego comencé a pensar en cómo sería cuando anunciara el blog a mis amigos y estos a los suyos, ¿recibiría respuesta alguna? Pero, lo cierto es que esas personas no me intrigaban tanto como ese 21 que apareció inesperado. Me di cuanta de que estas cosas tecnológicas nuevas no te conectan tanto después de todo, 21 personas habían leído mis poemas sin permiso y no dejaron ninguna señal de gusto o disgusto. Eran como fantasmas sin opinión. Después de algunas semanas de seguir imaginando la vida de esas personas y su reacción nula a mi blog, entré a la página para ver si ese misterioso 21 había aumentado. Para mi sorpresa vi que sí había aumentado: en 1. Ahora eran 22. Entonces me di cuenta de la verdad. Para confirmarla, refresqué la página y el numerito cambió a 23. Había sido yo misma mi propio fantasma sin opinión. Aunque cabía todavía la posibilidad de que algún porcentaje de ese número sí hayan sido anónimos con vidas al estilo Hollywood, el misterio dejó de tener valor y me di cuenta de que era hora de anunciar mi blog y que por lo menos mis fantasmas sin opinión sean de verdad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Fantasma?
Rpta._ Mentira